El inicio del Parque de la Felicidad

El 16 de junio de 1900 empiezan las obras de los accesos al pico del Tibidabo, con un tranvía (conocido popularmente como el Tramvia Blau) y un funicular. Paralelamente, en el pico, los trabajos siguen con el allanamiento y la construcción de terrazas y edificios. El 29 de octubre de 1901 se celebra la inauguración oficial de las nuevas instalaciones y, paradójicamente, el funicular es la primera gran atracción del parque de atracciones, por el carácter innovador en la época de este singular medio de transporte. Aquel año también llegan los primeros puntos de ocio, como las básculas automáticas y las máquinas de venta de postales.
La primera década se caracterizó por pequeñas diversiones como telescopios y prismáticos, columpios, tiro Flobert, juegos de bolos, los espejos, autómatas, estación de palomas mensajeras, etc.; así como una gran cantidad de actos de todo tipo: corales de Clavé, bandas militares, orquestas y ascensiones en globo, entre otros. En cuanto a los edificios, se abren el Gran Café Restaurante Tibidabo y el Hotel Restaurante Coll, además de la gran sala de fiestas, donde se intenta, sin lograrlo, abrir algunas dependencias como casino.
Un nuevo parque de atracciones

Esta década significará el relanzamiento definitivo del Tibidabo como parque de atracciones. Así, en 1910 se instala el Carrusel Eléctrico, y en 1913, la empresa contrata a una tribu de Senegal, que exhibe sus costumbres, estilos de vida y habilidades. En 1915 se inauguraría el Ferrocarril Aéreo, que daría entrada a las grandes atracciones y, un año más tarde, se habilitan algunas salas del parque para ofrecer una exposición temática sobre la primera Guerra Mundial.
La Atalaya

Para hacer crecer el imponente panorama que desde el parque de atracciones se vislumbra, en 1921 se emprende la construcción de una gran estructura metálica bautizada como la Atalaya, de 50 m de altura, y se inician los proyectos para doblar la capacidad del funicular para la Exposición Internacional de 1929. En 1924 se facilita la llegada de los clientes al incipiente Hotel Florida mediante un trenecito que permitía hacer un delicioso paseo por toda la cresta de la montaña para disfrutar de las vistas. En 1925, se vuelve a contratar a una tribu africana, esta vez sería la tribu Fulah, procedente de África ecuatorial, que nuevamente causaría una gran sensación entre los visitantes. En 1927 se inaugura el primer monumento en homenaje al fundador, el Dr. Salvador Andreu i Grau, y el año siguiente, el Avión, que es una réplica del que hizo el primer vuelo Barcelona - Madrid. En este momento, el parque de atracciones ya es conocido en todas partes y la revista Barcelona-Atracción no duda en calificar el Tibidabo de octava maravilla.
El Parque de Atracciones y la Guerra

En estos tiempos de deterioro social hasta llegar a los eventos de 1936 y a la dictadura posterior, el parque de atracciones intenta ofrecer pequeñas novedades como el Golf Miniatura o los coches de baterías. El estallido de la guerra provoca la colectivización del parque de atracciones y causa algunos desperfectos, en general poco importantes.
El resurgimiento del Parque de Atracciones

Durante los años de posguerra se restablece la «S.A. El Tibidabo», encabezada por la familia del Dr. Andreu, que dedicará sus esfuerzos a ampliar la superficie del parque de atracciones, arreglar sus jardines y crear nuevas atracciones. Durante estos años se reforman el Gran Café Restaurante Tibidabo y el Hotel Coll, que pasa a ser «La Masia». En 1947 se empiezan a celebrar las verbenas de verano con un gran éxito, y en 1948 se abre el laberinto de cipreses, la primera atracción tras la Guerra Civil.
La época dorada del Parque de Atracciones

En 1951 se inaugura el Teatro Infantil, un escenario de vida efímera, pero que fue considerado uno de los mejores de Europa, y se sigue la expansión y el ajardinamiento de la parte baja. El parque de atracciones vivirá una época dorada con mejoras importantes, como la reforma integral del viejo funicular en 1958. A esta década corresponde, también, la creación de numerosas atracciones como el Teleférico, las Ollas Voladoras, el Tren Miniatura (réplica del primer ferrocarril Barcelona - Mataró), los coches eléctricos, la Casa de las Sorpresas, el Castillo Encantado, etc., sin olvidar la creación, en 1959, de los gigantes del Tibidabo: Doña Atalaya y Don Avión.
El "Paraíso de los niños"

El parque de atracciones acentúa su carácter familiar y se conoce con el sobrenombre del "Paraíso de los niños". Los numerosos intentos de contar con una montaña rusa se harían realidad en 1961, y en las explanadas del parque de atracciones aparecen nuevas atracciones como la Rueda Panorámica, Autos de Choque, Platitos de combate, el Girasol, el Juego de Café, etc. Mientras, también aumenta la oferta de espacios de ocio interiores con atracciones de recorrido como Tontilandia Express, el Palacio de la Luz, con sus espejos cómicos, o el Tibicar.
Una década "sobre ruedas"

En 1970 se amplía el parque de atracciones con nuevas terrazas donde se abren el circuito Indianápolis de Karts y también, años más tarde, el restaurante La Miranda. Fueron apareciendo sucesivamente otras atracciones, como los Tiovivos, la Casa de Cristal, la Tralla, la Mini-Autopista o el Scalextric. Para paliar el problema del aparcamiento, en 1978 se construye un aparcamiento con capacidad para 500 coches. Finalmente, en 1979 se adapta el Tramvia Blau nº. 4 como tienda de recuerdos en la entrada principal y aparece la primera mascota, una simpática bruja llamada «Pirula».
Innovación permanente

Esta década se caracteriza por una modernización de las instalaciones y cambios constantes. Se incorporan muchas atracciones, como un Supertobogán y su remonte Trans-Móvil, Cine 180, La Noria (Panorámico), Super Barca-Choc, Tibi-trenes, Camas elásticas, Billagolf, Setidabo, Nave Cósmica, Twister, Moto Schoppers, etc. Durante esta década también se realizan emocionantes espectáculos acrobáticos, se crea el Museo de Autómatas y se hace una exposición de serpientes venenosas. Por otra parte, a partir de 1986, el parque de atracciones se rodea con una valla y se pasa a cobrar la entrada, hasta entonces gratuita, esperando una gran reforma que se producirá a partir de 1988 con la compra del parque de atracciones por parte del empresario Javier de la Rosa, quien, más adelante, creará el holding Grand Tibidabo. Al año siguiente se emprende una reforma integral con la eliminación de atracciones y la incorporación de otros puntos de ocio. Así, abría en 1989 un nuevo Tibidabo con el sobrenombre de «La Montaña Mágica» y con las atracciones Diavolo, Piratta, Carrusel de dos pisos o Aladino, como diversiones estrella del recinto..
100 años provocando sonrisas

El parque de atracciones también mejora los servicios de restauración y sigue aumentando el número de atracciones: el Tibidabo Express, Alaska, el Castillo Misterioso, Aeromagic (que antes era el Ferrocarril aéreo), Barkitos, Hurakan, la Mina de Oro, etc. Espectáculos como el Marionetarium o el Pasaje del Terror (actual Hotel Krüeger), fiestas anuales como «Un Estiu sense Barreres», «La Cançó de Pau», etc., así como dos nuevas mascotas: Tibi y Dabo. A pesar de todo, a finales de los años noventa la empresa sufre una larga crisis, tanto de gestión como económica, que pone en peligro su existencia e incluso provoca su cierre durante algunos periodos del año. La situación se va volviendo insostenible hasta producirse la quiebra de la sociedad en 1999, año en el que paradójicamente se celebra el centenario de la fundación del parque de atracciones.
Se inaugura el Camino del Cielo

El 27 de enero del año 2000, la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) ejecutó los embargos sobre determinados terrenos, edificaciones e instalaciones de la sociedad mediante subasta pública. El 11 de febrero del año 2000, la TGSS ejerció el derecho de tanteo sobre los bienes subastados, adjudicándolos a su favor. Con fecha 22 de febrero de 2000, la TGSS y el Ayuntamiento de Barcelona suscribieron un convenio sobre la compraventa de los bienes ejecutados en la sociedad. A pesar de las vicisitudes, se añaden cinco atracciones infantiles a la oferta de ocio del parque de atracciones. A partir del 2002, empieza el estudio del futuro Parque de Atracciones Tibidabo, con proyectos innovadores y creativos para todos los públicos. Así, en 2004 se pone a disposición de los visitantes el pase Tibiclub, se mejora cualitativamente la accesibilidad con nuevos ascensores panorámicos y se abre la primera atracción de Caída Libre en Cataluña, a la cual seguirían otras atracciones como los Globos, el Cine en 4D (llamado Dididado) o la espectacular montaña rusa, única en Europa. Asimismo, en 2007 se reforma el funicular y se recupera la zona superior del parque de atracciones como zona de libre acceso, y se amplían sus límites hasta el Hotel La Florida. En este espacio, ahora llamado Área Panorámica, se incluyen el recuperado monumento al Dr. Andreu (retirado en 1996) y nuevas propuestas de ocio, como un teatro infantil, toboganes o el Edificio Cielo, una sala donde se proyecta la historia del Tibidabo.
Renovaciones y nuevos espacios

A partir del 2010, el Parque Tibidabo vive un periodo de renovaciones y reformas de atracciones, como la reforma de la zona de túneles del Embruixabruixes en 2015, la rehabilitación completa del Avión en 2017, la modernización del Tibidabo Express en 2017 con la implantación de gafas de realidad virtual, la primera atracción de estas características en Cataluña, o la reforma completa del Castillo de los Cuentos a finales del 2018.
Durante estos años, también se instalan nuevas atracciones y zonas, como la nueva rueda panorámica -el Giradabo- con una cesta adaptada para personas con movilidad reducida, la Tibicity, el Interactibi, el Creatibi (con la zona de Lego® Education y la sala Creatibi Robotics) y el espacio de libre acceso de las Fuentes Interactivas. También se reforma la plaza principal, nivelando todo el espacio para hacerlo accesible para todo el mundo, y se incorpora un jardín vertical en la fachada del edificio de oficinas.
Además, en el 2015 nacen las nuevas Mascotas del Tibidabo, Ti, Bi, Da y Bo, un pájaro, una salamandra, un zorro y un jabalí respectivamente, que representan los valores y la esencia del Parque de atracciones Tibidabo y que colaboran con UNICEF Comité Cataluña en la promoción de los derechos de la infancia entre las niñas y niños y las familias.